La Selva Amazónica, o Amazonia es la selva tropical más
extensa del mundo. Se encuentra en América del Sur, abarcando zonas de Perú,
Ecuador, Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam, Guayana Francesa, Bolivia y gran
parte de Brasil. La selva del Amazonas, como el resto de las selvas, presenta
una gran variedad de fauna, flora y yacimientos minerales. Todas son de gran
importancia para el equilibrio, tanto climático como ecológico.
La selva amazónica se desarrolla alrededor del rio Amazonas
y de su cuenca fluvial. El título de "el pulmón del planeta" que
ostenta la Amazonia es debido a que está en equilibrio climático: los ingresos
y salidas de CO2 y de O2 están balanceados. Varios ambientalistas concuerdan en
la pérdida de la biodiversidad de frutos existentes en la selva amazónica, y la
liberación de carbono de la vegetación, acelerando el calentamiento global.
La selva amazónica, siempre verde, acumula el 10 % de la
productividad primaria del mundo y el 10 % del carbono en ecosistemas. El fuego
por la deforestación amazónica ha puesto al Brasil al tope de los productores
de gas de invernadero CO2. Brasil produce cerca de 300 millones de toneladas de
CO2 por año; de las cuales 200 vienen del quemado de vegetación, aunque en los
últimos años este país redujo a la mitad la tala de árboles en el Amazonas
contribuyendo así a rebajar la carga de CO2 en la atmósfera [1].
Los indígenas amazónicos han desarrollado y comprendido el
desarrollo del medio ecológico sobre los animales, las plantas, las aguas y las
tierras del bosque tropical que les han permitido el uso del medio ambiente. Y
que dado a la acidez de los suelos ha sabido sacar provecho con el uso de
pequeñas áreas selváticas en cultivos no permanentes, que una vez abandonados
por acción de las plantas colonizadoras vuelven y reconstituyen el bosque
originario. Los indígenas además poseen zonas de caza y recolección de frutos
silvestres, al igual que de pesca, y de cuya producción está encargada la
familia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario