miércoles, 9 de mayo de 2012

Kowloon city.

En el segundo milenio, esta zona del mar de China, plagada de islotes y difíciles pasos para la navegación, era el lugar ideal para los piratas que asediaban a los comerciantes en sus idas y venidas a este centro mundial del mercadeo. Por este motivo, los gobernantes de la Dinastía Song decidieron poner un puesto de vigilancia en este enclave y evolucionó hasta convertirse fortaleza completamente amurallada. En 1842, la Dinastía Qinj firma el tratado de Nanjing con los ingleses cediendo la Isla de Hong Kong al imperio británico. Años más tarde, en 1898, el tratado se modifica y se anexan a la colonia inglesa todos los territorios lindantes con Hong Kong, incluida la península de Kowloon, donde se encuentra el enclave fortificado. En el tratado, y como única condición, el gobierno Chino exige que la fortaleza quede excluida del territorio bajo el gobierno y mando del imperio Británico. A los ingleses, este pequeño lugar de apenas cien metros por doscientos de área y con setecientos habitantes, les trae un poco sin cuidado y aceptan el trato.



Pero los Chinos usan la fortaleza para ejercer un control sobre toda la zona que ya no les pertenece y esto no le hace mucha gracia a los ingleses, que un año después acaban por atacar el enclave.
En este punto comienza la libre historia de la ciudad de Kowloon. El fortín, una vez desmilitarizado, continúa siendo territorio chino, pero queda como una isla en tierra, aislado completamente de las turbulencias que acontecen en ese gran país. Se va formando en él un pequeño y humilde barrio en el que el comercio y las tradiciones van asentándose. Ciudad sin ley, son los propios habitantes los que las crean y ejecutan.
Cae la última gran dinastía, la Qinj. En 1911 llega la primera república China y en 1949, la república popular China. Pese al paso de los años, ningún gobierno se hace cargo de este pequeño y molesto lugar y Kowloon, sigue creciendo a su ritmo en su peculiar anarquía hasta que en 1940, la segunda guerra mundial pasa factura y es bombardeada por los japoneses en su invasión de Hong Kong. Los restos de la muralla son usados prácticamente en su totalidad para construir el aeropuerto de Kai Tak.
Japón cae en la guerra y todo vuelve a la normalidad, con la salvedad de que Kowloon comienza a convertirse en un nido de ilegales y de gentes con dudosas actividades. La población aumenta de forma desaforada y con ella, la vida oscura de la ciudad. El opio, la prostitución, el contrabando… las mafias son dueñas y señoras del laberinto de estrechas calles, que en los tramos más anchos, apenas alcanzan un metro. La ciudad comienza a crecer hacia arriba, las casas se sostienen unas con otras, no hay planos ni arquitectos, simplemente cuando se necesita construir una casa, se busca un hueco sobre una existente y se hace. Las normas son simples, los cables eléctricos a la vista para evitar posibles incendios y no más de catorce alturas, esta segunda norma impuesta por los ingleses a modo prevención para sus aviones, que rozan ya los edificios en sus despegues.
Se opta por hacer la vista gorda y dejar el enclave completamente a su suerte. Hasta que a principios de los setenta, la policía de Hong Kong da un estocazo a la mafia y en violentas redadas limpia el lugar de delincuentes. A finales de los setenta, Kowloon tiene unos 30000 habitantes y sigue creciendo. Las actividades ilícitas prácticamente han desaparecido, y la gente vive humildemente en este gueto suburbial de la gran Hong Kong, que se ha convertido en todo un hito de la modernidad. A finales de los ochenta, este lugar se ha convertido en una vergüenza para ambos países y en un tratado conjunto, se decide su completa demolición.


Es conocida como la ciudad más oscura del mundo, pues la estrechez de sus calles y la desmesurada altura de sus construcciones hacen que la luz del sol no llegue jamás al suelo, siendo necesaria la continua iluminación con luz fluorescente, que hace que al estar allí durante un tiempo, se pierda la conciencia del tiempo y no se sepa si es de día o de noche. Por ello puede decirse que hay contaminación visual, no existen las medidas higiénicas mínimas,
La evacuación dura dos años, (50000 personas). En 1993, Kowloon deja de existir por completo y en su lugar se construye un parque.










No hay comentarios:

Publicar un comentario